Receta de Gazpacho de almendras y ajo blanco, como se hace.
Con Manolo Bordallo en el Restaurante de Cordoba Sociedad Plateros Maria Auxiliadora de Cordoba.
A esta inmensa azotea de la sierra, como la definió el poeta – arqueólogo Juan Bernier, se llega tras superar el mítico Puerto del Calatraveño.
Es una penillanura, no un valle, que conforma una comarca de las mejores definidas formada por los municipios de Alcaracejos, Añora, Belalcázar, Cardeña, Conquista, Dos Torres, El Guijo, El Viso, Fuente la Lancha, Hinojosa del Duque, Pedroche, Pozoblanco, Santa Eufemia, Torrecampo, Villanueva del Duque, Villaralto y Villanueva de Córdoba.
Los restos arqueológicos de diversas épocas prehistóricas aparecidos en muchos puntos de su geografía dan fe del antiguo poblamiento de esta tierra desde la más remota antigüedad.
Pero sin lugar a dudas, fue durante la dominación romana cuando Los Pedroches gozó de una gran importancia debido a su riqueza ganadera y a los minerales obtenidos de su subsuelo.
La conquista árabe fortaleció aún más esta dedicación ganadera de la cora de Fash al-Ballut, el llano de las bellotas que fue la denominación que los musulmanes otorgaron a la zona.
Es granito puro, materia prima de arquitectos y canteros a lo largo de los siglos para levantar iglesias catedralicias, ermitas tardogóticas y casas populares de labrados dinteles.
Cercada por un conjunto de sierras que la delimitan geográficamente, constituye un ecosistema mediterráneo de dehesas resultado de unas prácticas agrícolas milenarias respetuosas con un medio natural que ha proporcionado a sus habitantes todo su sustento durante siglos.
En Los Pedroches los viejos oficios siguen estando muy presentes en la actividad cotidiana de sus gentes. Forja de metales, talla en madera, trabajos en cuero, elaboración de calzado, cerámica, granito y cuchillería son sólo algunos ejemplos de la actividad que desarrollan diariamente las sabias manos de unos hombres que mantienen con su quehacer esta herencia.
Fuente: libro “Ruta gastronómica de la provincia de Córdoba 2009”
Edita: el Día de Córdoba.
Gerente: Miguel Á. Medina.
Director: Luís J. Pérez-Bustamante.
Coordinador: José Manuel Santiago.
Redacción: Alejandro G. Cubeiro y Alejandro Ibáñez.
Diseño libro: Fernando Rivas Roldán.
Fotografía: J. Martínez, Á. Carmona, M. Á. Salas, Ó. Barrionuevo y A. Ibáñez.
Guía de los restaurantes de la Provincia de Córdoba donde los pueblos están organizados alfabéticamente. Se encuentra en www.gastronomiacordoba.com (web patrocinada por Manolo Bordallo del Restauerante Sociedad Plateros María Auxiliadora de Córdoba). Haciendo clic en la letra aparecen los restaurantes más relevantes de los pueblos cordobeses.
En la guía puedes encontrar el nombre del restaurante, su dirección, sus teléfonos, su e-mail, su página web (si tiene), e incluso su mapa para poder llegar a ellos.
Se emite en la TVM (Televisión Municipal de Córdoba) los martes y sábados a las 21:00 h. y los Miércoles 14:00 h. y lo repiten de madrugada.
Con Manolo Bordallo en el Restaurante Sociedad Plateros Maria Auxiliadora de Cordoba.
“SANTUARIO líquido, templo mitral donde yace vivo el ídolo de oro” era la definición de taberna del poeta, arqueólogo, y amigo de sus amigos Juan Bernier, a quien era fácil encontrar charlando amigablemente ya fuera del Grupo Cántico, del mundo tartésico o de su último viaje a Cartago. Y es que las tabernas no son lugares de paso, sino de reposo; territorio de todos, generosas en la acogida, donde se puede elegir entre la soledad reflexiva ante la copa, o la charla con los ocasionales o con los amigos. Las tabernas favorecen la sociabilidad, facilitan la comunicación, el intercambio de preocupaciones o alegrías, sirviendo el buen vino como catalizador de las relaciones humanas, se convierten en lugares de encuentro y convivencia netamente enraizados en las costumbres de los cordobeses.
El hombre es un ser de costumbres al que le gusta reunirse, desde la noche de los tiempos, en torno a un placer histórico, el vino, y su enigmático descubrimiento: ya fuera el mítico Noé, el divino Dionisios o el raciocinio humano del Neolítico, allá por el 4.000 a. n. e. con el descubrimiento de la agricultura. La llamada romanización trajo el término taberna que, en principio, no era más que el nombre que se daba a los locales comerciales en los bajos de las casas. Con el tiempo quedó sólo para aquellos establecimientos donde se reunían los hombres a tomar algo de vino con los amigos y la Colonia Patricia tuvo también sus tabernas, hecho que ha sido constatado por la Arqueología.
En la antigüedad clásica el vino se consumía puro solamente por prescripción médica, se tomaba mezclado con agua y miel y más caliente que frío y, además, era cosa de hombres. A las mujeres les estaba prohibido no sólo entrar en las tabernas sino el propio consumo, que una mujer casada bebiese vino era causa de divorcio. Pese a las leyendas urbanas los romanos, en general, fueron bastante sobrios en el beber porque entendían que el exceso embotaba el gusto y lo consumían en las comidas moderadamente, aunque a partir del emperador Claudio se pierde el control, se hace moda beber en ayunas y tomar vino como aperitivo antes de comer. Con los visigodos fue moda beberlo en copas de vidrio, creían que éstas se quebrarían si estaba adulterado. Otra leyenda urbana parecida a las de las bacanales romanas se refiere a Al–Andalus y su tradicional prohibición de beber vino, pues por las fuentes escritas se sabe que fueron muy ambiguos en este aspecto. Curiosamente se prohibía la tenencia y el cultivo pero respecto al consumo… no se conoce ninguna sentencia judicial que condene el beber vino. Las tabernas y taberneras de Córdoba en la época de Alhaken I fueron siempre famosas, sobre todo las de Secunda, al otro lado del río, uno de los lugares preferidos por los jóvenes musulmanes para beber tranquilos (y dicen que lo del botellón es moderno). Los textos nos hablan de la costumbre en el beber, tanto al alba, como le gustaba al hijo de Almanzor, Abderramán Sancho, como al anochecer, o de los modos de servirlo y como había quienes consideraban una pérdida de tiempo esperar mucho para beber.
Conscientes de que estos auténticos santuarios guardan la Historia de Córdoba un grupo de taberneros de la ciudad y la provincia, con emprendedores como Matías Vega, Manolo Bordallo, Baldomero Gas, Pepe Salamanca, Rafa Gavilán y Ángel Morales a la cabeza han constituido la Asociación Club de Producto Turístico Tabernas de Córdoba con objeto de mantenerlas y relanzarlas promocionado ese patrimonio gastronómico que son las tapas y el fantástico y único vino de la D. O. Montilla – Moriles, y en consecuencia a nuestro territorio, como un atractivo turístico más. No se trata exclusivamente de vender vino sino de proyectar la ciudad y la provincia al exterior por medio de nuestros excelentes productos con acciones, ya en marcha, como la creación de un logotipo y la mascota “Tabernas de Córdoba” o la edición de un libro de recetas de nuestras singulares tapas. La inquietud de estos nuevos emprendedores que creen en el desarrollo a través del trabajo incansable les lleva a participar en las Rutas Literarias de las Tabernas y el Vino que por tercer año consecutivo pone en marcha el Patronato Provincial de Turismo de la Diputación de Córdoba con la colaboración y el patrocinio de Turismo Andaluz S. A., el Consejo Regulador de la D. O. Montilla Moriles, Hostecor y las Editoriales Almuzara, Edisur y El Almendro así como están totalmente abiertos a la colaboración con el Master en Ciencias Gastronómicas de la Cátedra de Gastronomía de Andalucía, un novedoso proyecto que nace como muestra del acercamiento de Universidad y Empresa y, como consecuencia, en beneficio de nuestra Córdoba del alma.
Fuente: Opinión
Edita: el Día de Córdoba.
Para combatir el calor vaso fresquito de gazpacho sin gluten en nuestro típico patio cordobés.
Vídeo-presentación de nuestro gazpacho para arrancarte una sonrisa
Fotos de nuestro típico patio cordobés. Clic en la imagen para ampliarlas
Con Manolo Bordallo en el Restaurante Sociedad Plateros Maria Auxiliadora de Cordoba.
Con el título “Albero y arte”, José Ignacio Santiago Hurtado, experto enólogo y conferenciante, nos presenta un curso sobre los vinos Montilla-Moriles.
Comienza con una breve reseña histórica de la evolución del vino en nuestra provincia, comenzando con los restos íberos hasta nuestros días, pasando por la época romana, musulmanas, reconquista y por los restantes siglos, para continuar explicando los vinos del Sur de la provincia de Córdoba: Montilla, Moriles, Aguilar, Lucena, Cabra, Puente Genil, Dª Mencía, Nueva Carteya, La Rambla, Castro del Río, Baena, Montalbán, Montemayor, Monturque, Fernán-Núñez, Las Navas, Rute, Priego, Espejo.
En curso habla sobre las características de los suelos y climas, las variedades de los diferentes vinos, su elaboración y crianza.
Córdoba sabe a todo aquello que producen sus tierras, a lo que elaboran sus gentes, lo que es garantía de calidad. Los sabores de Córdoba están ligados a nuestras comarcas, nuestras sierras, nuestra campiña y la vega del Guadalquivir. Si hablamos de aceite no podemos olvidarnos de las denominaciones de origen de Priego de Córdoba y de Baena. Si hablamos de vinos nos acordamos de Montilla – Moriles. Si hablamos de jamón rememoramos los paseos por las dehesas de Los Pedroches. Igual sucede con la naranja de Palma del Río, la miel de Montoro y Hornachuelos, el ajo de Montalbán o los anises y mantecados de Rute.
Todos estos productos, de una extraordinaria calidad, sirven a la gastronomía de una tierra con reminiscencias árabes, cristianas y judías, que ha sabido desarrollar una identidad gastronómica propia.
En esta Guía de Los Sabores de Córdoba hacemos un repaso por los sabores más característicos, las recetas más tradicionales y los restaurantes, tabernas y mesones donde poder degustar verdaderas maravillas culinarias plenas de sabor, calidad y tradición.
En formato PDF, cedido por el Patronato de Turismo de Córdoba.
Los nuevos brujos del tenedor de diseño acuden cada día al refranero popular para, como no podía ser de otra forma, arrimar el ascua a su sardina o al flameador de llama lánguida y desde un esnobismo trasnochado y profundamente ignorante de los saberes y sabores de la gastronomía ancestral hacen suyo aquello de callos y caracoles no es comida de señores. Y, aventados por los adjetivos que deben inventarse los críticos que, de esta ocupación hacen su profesión, se atreven, nunca por menos de 60 euros por persona, a proclamar como inalcanzable logro culinario una fritura de presuntos desperdicios –piel de bacalao, raspas de sardinas, cabezas de camarones– a la pepita de tomate con cuscús de amaranto. Divertidísima, sobre todo para las tarjetas de empresa, porque de eso se trata, de joder.
Para eso me quedo con las Jirafas en ensalada con lomos de caballo de los geniales Salvador Dalí y Harpo Marx, título del guión de la película que escribieron conjuntamente en 1937 y que, desgraciadamente, nunca llegó a rodarse. Por lo menos ellos pretendían divertirse con nosotros, no a nuestra costa. O, en todo caso, con una de las extravagancias gastronómicas de Marco Gavio Apicio que vivió en tiempos del emperador Tiberio, gastrónomo excéntrico, que no cocinero y que nos hablaba sobre un plato de talones de camello salteadas con lenguas de flamenco rosa. Nunca nos dijo qué se hacía con el resto del camello y del flamenco. Tal vez fue el inicio de la decadencia del Imperio Romano.
Al menos estas recetas de las jirafas o los talones de camello, aparentemente, se presentan como muy contundentes y la ración por persona sugiere que debería ser abundante y no como algunas presentaciones actuales a las que la presbicia no nos dejar hincar el tenedor y, mucho menos, el diente cuando nos ofrecen la genialidad del día: medias lunas de lentejas montadas sobre guisantes laminados todo ello debidamente manoseado. Pocas quejas se conocen de nuestros ancestros romanos de haber comido poco, mal y caro. Sin embargo, a diario vemos las airadas protestas de los genios del fogón de alta gama que, poco a poco, pierde lumbre y no son, o no quieren ser, capaces de admitir que en los últimos años lo que ellos llaman gastronomía le está dando la espalda a la realidad. Las mesas vacías y la facturación a la baja parece ser que no les indican nada, tan sólo que son unos incomprendidos y no entendemos el arte culinario de saborear y pagar debidamente la genial perpetración de sus platos.
Otro aspecto a considerar sería esa supuesta genialidad no reconocida de los cocineros-empresarios que amenazan con cerrar sus casas porque casi no le comemos nada. Como dice John F. Nash, Premio Nobel de Economía, el concepto de genio es algo social, de cómo te ve la gente en un momento determinado, un piropo bonito pero que no designa una cualidad objetiva. Lo que ya no alcanzamos a calificar, si de genialidad o de principio básico de economía, es la propuesta de Ferrán Adriá cuando nos explica que dado que el personal que trabaja en El Bulli come a diario por un coste de euro y medio nos propone que en casa comamos por dos euros al día “para ahorrar e ir luego a un buen restaurante” y empujarnos unas esencias de oreja de cerdo con suspiros de morcilla sobre huevo de codorniz a la fragancia de la salsa agridulce china.
Esperemos que como en toda crisis que se precie, que no es precisamente un tiempo para la poesía, se salven aquellos profesionales más realistas y que se forme la base de una auténtica gastronomía española sostenible, que existe, y que no se rían más del personal con sus platos propios de sueños de abducidos o nos aconsejen, para reírse mejor, que ahorremos en el condumio casero y pasemos hambre a costa de nuestros famélicos bolsillos.
Fuente: El Día de Córdoba.
Redacción: Alejandro Ibáñez.